La Fundación Blanca Esperanza nace como un homenaje a la memoria de Blanca Esperanza Callisaya Maraz, una mujer cuya vida estuvo marcada por la entrega, la fortaleza y el amor incondicional. Desde su nacimiento enfrentó diversas adversidades, incluyendo la pérdida temprana de su madre. A pesar de las dificultades y los estigmas sociales de su época, Blanca sobresalió y se convirtió en un pilar fundamental para su familia y su comunidad. Creyó firmemente que, sin importar la distancia o las circunstancias, su familia siempre tendría un lugar seguro donde acudir, un hogar lleno de amor y apoyo incondicional. No solo fue madre y esposa entregada, sino también una figura materna para muchas otras personas a quienes acogió como hijos e hijas honorarias, siempre dispuesta a dar sin esperar nada a cambio.
El nombre de la fundación refleja su legado, representando la pureza de su corazón y la esperanza constante que infundía en quienes la rodeaban. Blanca no solo daba alimento, sino también consuelo, consejo y sobre todo un corazón sincero. Su vida estuvo dedicada a sembrar bondad, inspirando a otros a vivir con amor, solidaridad y perseverancia. Su integridad, generosidad y fortaleza la convirtieron en un ejemplo de vida, haciendo de su historia un motivo de orgullo para su familia y amigos.
Aunque Blanca Esperanza físicamente ya no esté con nosotros desde el año 2015, su legado sigue vivo en cada persona que fue tocada por su bondad y enseñanzas. La Fundación Blanca Esperanza busca perpetuar su ejemplo a través de programas de apoyo social, brindando asistencia alimentaria, apoyo emocional, y oportunidades de desarrollo para la comunidad. Su inspiración se mantiene presente en cada iniciativa, recordándonos que siempre hay una mamá Blanca en algún lugar del mundo, lista para recibir con amor y esperanza a quienes lo necesiten.